domingo, noviembre 13, 2005

Las Cruces... poblado próximo

El jueves pasado se encontraban tres pantallas gigantes dispuestas en triángulo en la Plaza de la Constitución, justo frente a la entrada principal del Palacio de la Cultura. Las dos mil sillas asignadas para el público nunca se ocuparon en su totalidad, pero sí hubo una buena cantidad de personas que se aventuraron al frío de esa noche. Llegué a la hora en punto para descubrir una vez más esa extraña atmósfera que baja al centro por la noche en eventos de este tipo. Los indigentes habitantes del Portal se mezclan con las vendedoras que terminan sus negocios ya de noche y que se quedan a ver la actividad, bohemios, intelectuales, pseudo intelectuales, gente anormal y otra demasiado normal en el mismo espacio. Después de algunos minutos que nos dieron para comenzar a habituarnos al frío y de una llovizna muy suave que nos refrescó un poco más, se proyectó la película "Las Cruces... poblado próximo", obra de Rafael Rosal y segunda producción cinematográfica de Casa Comal.
La cinta aborda uno de los temas mas dolorosos de la guerra de nuestra historia reciente. En diciembre de 1982, bajo la presidencia de Ríos Montt, se produjeron las masacres de Dos Erres, La Libertad y Las Cruces. La película se refiere a la historia del pueblo de Las Cruces y su relación con un grupo idealizado de guerrilleros que intentan evitar el genocidio.
En un momento dado, me dí cuenta que el marco de toda esta narración era el antiguo Palacio Nacional, ese que fué el símbolo mas representativo de los gobiernos militares de esa época. Y ahora esta historia estaba siendo contada frente al lugar en el que seguramente algo de todo esto se planeó. Pensé entonces que Guatemala sí ha cambiado y ahora por lo menos existe la libertad para contar nuestra historia.
Con actores semi profesionales y no profesionales, se logró hacer una buena cinta. Para un país de escasa gestación cinematográfica, Casa Comal llegó a concretar una muy aceptable obra que definitivamente es mejor que la anterior "La casa de enfrente".
Y tal como lo pronostiqué, terminamos en Las Cien Puertas. Creo que las dos últimas cervezas no debí de habérmelas bebido... Ja.

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