lunes, noviembre 20, 2006

Candidatos

El Tribunal Supremo Electoral todavía no ha hecho la convocatoria para la campaña electoral, pero desde hace bastante tiempo ya se pueden obsevar vallas de candidatos y partidos tapando las montañas y los volcanes. También en la televisión están apareciendo y cada vez con más frecuencia. En 30 segundos mezclan imágenes de los problemas del país que creen más importantes con un discurso efímero y sin sustancia.
Algo que me llama la atención es que todos aparecen muy rígidos, podríamos decir que hasta nervios, aparentando una pose que en teoría nos debería transmitir seguridad.
Es bastante obvio que todos, sin excepción, están leyendo del telepromter el mensaje. Me recuerdan un poco a los niños a los que ponen de tarea aprenderse un tema y que después deben leerlo en voz alta enfrente de la clase, sin importar mucho si entienden o comparten el tema que recitan de memoria. No sé si yo espero demasiado de los candidatos, pero al menos esperaría que tengan la memoria suficiente para aprenderse una cuartilla de mensaje; aún mejor, esperaría que no tuvieran que leer nada, que lo que digan lo hagan apasionadamente, con convencimiento, seguros de lo que piensan y creeen que es mejor para el país, en vez de un mensaje escrito por alguno de sus asesores.
Quizás sea mucho esperar que en Guatemala los candidatos sean líderes verdaderos.

El árabe


Hace unos días recibí una llamada de Ts, muy angustiada. En el apartamento de abajo vive una pareja de árabes, siempre hemos creído que son libaneses. Esa noche no treparon por la ventana los usuales olores exóticos de la cocina ni los sonidos de música tradicional. Esa noche subieron los sonidos de una discusión, de muebles golpeando paredes, del hombre vociferando, de la mujer aparentemente defendiéndose. La barrera del lenguaje fué insuperable para Ts, también era imposible no oír lo que sucedía. De pronto un golpe seco, de carne contra carne, seguido de un corto silencio y más golpes. Después la discusión siguió un poco más hasta ahogarse y fundirse con el resto de los sonidos de la noche.
Entendía la angustia de Ts, podía estar pasando cualquier cosa allá abajo, y platicamos largamente sobre hasta dónde llegan los límites del derecho de la intimidad (Ts quería bajar inmediatamente a retar al árabe), de las sociedades machistas del cercano oriente, nos dimos cuenta que no estabamos informados de a quién recurrir. Yo pensé que debía existir un número telefónico de la procuradoría de derechos humanos al que pudieramos llamar, la policía era una idea demasiado ingenua. Al día siguiente Ts conseguió el número telefónico del programa contra la violencia doméstica.
Llegué la siguiente noche, esperando no oír lo que Ts la noche anterior. Salí a fumar un cigarrillo a las gradas justo cuando se abría la puerta de los árabes y salía Omar renqueando. Dije "buenas noches" y se asustó antes de responderme con su acento extranjero.
Vale decir que nos desconcertamos un poco. Después de esto ya no han vuelto a oirse discusiones ni golpes y espero que no vuelvan a hacerlo, sin importar quien es el agresor y quien la víctima.

martes, noviembre 14, 2006

Triste Guatemala

Platicaba el otro día con mi papá sobre la melancolía, que parece un rasgo común en nosotros, la gente de Guatemala y en nuestra música. Aunque sigamos acá, es como si todos estuvieramos exiliados escuchando lentos y pausados compases de una marimba lejana. Tal vez sea porque la patria que quisieramos es otra, es decir, la misma pero de otra manera, sin tanta cosa por arreglar. Podría ser que en vez de trabajar por conseguirla, nos dá más por soñar con esa patria que quisieramos para nosotros y nuestros hijos.
Ayer fuimos con Tsunami a la primera presentación del festival de teatro a ver la obra "El Coronel de la Primavera", una representación de los hechos ocurridos en la revolución del 44. Hoy me ponía a pensar que nuestras gestas gloriosas tienen un mal final y paradójicamente, con poca gloria. La historia de la revolución por ejemplo, termina con el imperio ivadiéndonos y ahorcándonos. Los movimientos de independencia terminan con la implementación de un sistema terriblemente injusto, aunque los papeles hubieran exigido algo distinto. El glorioso pasado de nuestros ancestros mayas tiene como triste final la invasión extranjera y la opresión por siempre.

Como todas esas tonterías de que la raza tiene algo que ver en todo esto me parece francamente una sandez, mejor me pongo a pensar que parte de la culpa es del clima.
No es casualidad que los países más desarrollados estén al norte y a nosotros, con este clima delicioso todo el año, se nos desarrolle el ánimo para disfrutar de celajes y atardeceres, para buscar la maestría del ocio regocijándonos en el placer de no sentir nunca un frío gélido o un calor abrasador, para buscar el tiempo para platicar con los amigos y hermanos (a veces para agarrarlos a balazos también) y jugar con los pequeños, en fin, para vivir extasiados de la vida mientras nos produce un amargo placer la melancolía y la tristeza profunda que, cierto, tiene mucho de poético y patético a la vez.

Hay muchas formas de vivir la vida y cada persona y cada país escogen la suya propia. Para ser sincero, a mí me gusta la tristeza y no encuentro lógica en el asunto, porque busco siempre estar más feliz. Tal vez tanto tiempo de convivir con ella me ha dado por tomarle cariño.

viernes, septiembre 15, 2006

Vivir con miedo

Todos los días hay muertes violentas en este lugar. Cada día nos enteramos por los periódicos de cuerpos desmembrados, acribillados, mutilados y abandonados. Los cuerpos sin vida se tiran en las calles al igual que la basura. Las calles no son de la gente ni de la ciudad. Pertenecen al miedo.
Todos los conductores ven por el retrovisor como buscando un auto infernal, que es como una leyenda. Si vas al volante, vas atento. Si alguien va detrás tuyo durante mucho tiempo, sospechas. Y si te sigue durante más tiempo todavía, comienza el pánico. No es el carro del cuco que te viene a buscar, es el del ladrón asesino que viene por tu vida.
Para quien va por la calle, poca cosa importa que llueva o tener que cruzar una calle muy transitada. La gente de Guate está muy entrenada para ver de reojo, analizar miradas e identificación de perseguidores. Es el mismo ladrón asesino, solo que dejó parqueado el carro y viene caminando detrás tuyo.
Salir de casa es caminar descalzo con las ropas de funeral. No lo sabés y tampoco lo querés creer, pero podés terminar tirado enmedio del tráfico y en tus últimos instantes de conciencia puedes ver como un charco de sangre, de tu sangre, te comienza a rodear. Y mejor no pensás en eso para evitar volverte muy paranoico o muy loco. Y te regresás a tu casa y pensas otra cosa.
Pero entonces oís los disparos de un arma accionada cerca de donde vivís, y pensás que es el ladrón asesino que te está recordando que te está esperando.

martes, septiembre 05, 2006

¿Tienen mejor gusto musical en El Salvador?

Los mega conciertos en Guatemala siempre son precedidos por enormes campañas publicitarias en vallas, anuncios de prensa, radio, televisión, etc. Son promovidos por empresas multinacionales y nacionales que se unen para pagar los onerosos costos que implica traer a los más mediocres y aburridos musicos de la escena musical. Esto, sin duda, responde al gusto musical de la inmensa mayoría, que dependen de la programación de las radios nacionales, cuya programación incluye lo mismo practicamente en todas las emisoras. Casi no existen radios especializadas en algún género distinto al pop en español y en inglés. Radio Infinita hace un buen esfuerzo por promover otros géneros musicales en varios programas y Radio Faro Cultural también merece ser escuchada, aunque es lamentable que no tenga el presupuesto necesario para digitalizar su discoteca, lo cual puede escucharse muy claramente en cada emisión. El público guatemalteco, por tanto, tienen un homogéneo gusto musical y cantan como autómatas las mismas canciones. Sólo la gente a quien en verdad interesa la música se preocupa por conocer un poco más del enorme universo musical.

No extraña entonces que los espectáculos musicales tengan que ser igual de malos que la música que pasan por las radios para que éstos sean rentables. Es la única forma de que acuda la suficiente cantidad de personas que justifique la inversión. Pero entonces ¿que pasa en El Salvador? Un país tan parecido a Guate y no obstante, los conciertos son de mucha mayor calidad. Yo no me entero de todo lo que ha llegado allá, pero al menos sé que han pasado por los escenarios salvadoreños Cerati, Jethro Tull, Molotov y Los Fabulosos Cadillacs, grupos que responden a estéticas musicales mucho más altas que cualquier otro concierto que se haya organizado acá en mucho tiempo (a excepción de Fito Paez y Charly García). ¿Acaso los salvadoreños tienen un mejor gusto musical que los guatemaltecos? ¿o solo son los empresarios de allá los que arriesgan un poco más que los de acá con tal de llevar música de mejor calidad?

Los mejores espectáculos de música en Guatemala son organizados por el Festival Bravissimo (muy elitista en cuanto a precios), Mosaico Cultural, los eventos organizados por electronik.net, que se mantienen siempre muy activos, los conciertos de la escena musical underground nacional y alguno que otro evento musical aislado y esporádico como Manifestarte, los Infinita Sound Festivals (¿por que el título en inglés?) o alguna otra cosa organizada por alguna embajada.

De momento parece que este escenario permanecerá inalterable en las décadas por venir, y por mucho tiempo tendremos que nadar a contra corriente para no morir en la mierda de música con la que nos tratan de ahogar.

viernes, septiembre 01, 2006

Librería El Pensativo y La Cúpula

Por medio de la columna de ayer de Maurice Echeverría me enteré que la librería El Pensativo cerraba sus puertas. Yo no recuerdo la primera vez que entré allí, tal vez fué hace unos diez años. Recuerdo muy bien que me llamaban de una mesa a otra y desde las estanterías. Eran las voces de libros que clamaban por que los devorara inmediatamente y me sentía bastante sediento frente a ellos. Pero también me dí cuenta de que los libros que me interesaban generalmente rebasaban por mucho mi presupuesto. Así que la mayoría de veces que visité El Pensativo salí con las manos vacías. Llegaba entonces a leer contraportadas, o algún párrafo escogido al azar. Al salir, sentía que un hilo me seguía conectando con el interior y me daba algo de rabia salir así.

Otras veces, las más felices sin duda, salía con uno o dos ejemplares para los cuales tuve que ahorrar un par de meses. En mas de una ocasión, cuando llegaba a mis manos algo de plata, me dirigía a la librería a comprar alguno de los más anhelados libros antes de que el dinero tomara otro rumbo menos provechoso.
Recuerdo que los libros de literatura y filosofía estaban a la izquierda, los de ciencias sociales y psicología a la derecha. Y en las mesas del centro, algo todo revuelto, entre la literatura light y los títulos de más sustancia y contenido.

A pesar de que se encuentra en una zona bastante transitada, el pequeño centro comercial guarda una extraña sensación de calma y de silencio. Recuerdo que de pequeño, a principios de los ochenta, acompañaba a mis padres a algunos centros comerciales, viernes o sábado por la tarde. Lugares como La Cúpula, pero también La Galería y la Plaza del Sol, lóbregos y silenciosos; las calles también eran poco transitadas. Tal vez el recuerdo ya lo modifiqué con el paso del tiempo, pero sentía que eramos los únicos allí. Baldosas de barro, madera por alguna parte y poca luz. Me gustaban mucho.

Un adiós a El Pensativo, que será otro lugar mas en el recuerdo, con su olor tan peculiar a libro añejo. De seguro que también conforme pasen los años, lo recordaré con más nostalgia. Y también al señor de bigotito de la caja, que una vez me habló de su pasión por la literatura rusa y que tanto me la recomendó.

miércoles, agosto 16, 2006

Volcanes extintos

Si se apuntaran todos los nombres de azul que existen, se llenarían por lo menos todas las páginas de dos cuadernos rojos de 120 páginas cada uno. Si después arrojásemos esos cuadenos al mar, cambiaría aproximadamente un grado el color de éste.
A un costado de este mar corren dos caminos, uno ancho y otro estrecho. En ambos hay muchas casas pintadas. Blanco con verde, azul y amarillo, blanco con rojo; agrupadas en núcleos de cinco o diez. Algunos de éstos adquieren el rango de pueblo siempre y cuando posean un tienda y una biblioteca. Cualquier visitante que venga por aire, se dará cuenta que el terreno es bastante plano, pues hasta donde alcanza la vista no existe ninguna elevación. Por supuesto que también cualquier vecino le contará al visitante que antes abundaban los volcanes, pero se extinguieron hará unos 100 años.
Al visitante, que llamaremos Calixto porque este es mi blog, no le hizo nada de gracia el asunto de los volcanes. Por eso mismo se encuentra afuera de su cuarto fumando un cigarrillo. Cinco bocanadas después del ahora mismo se ha abierto la puerta de al lado, de dónde sale un individuo de corbata y sombrero a fumarse otro cigarrillo. Como la noche ya ha avanzado tres cuartos de noche, todo el pueblo está en silencio, y lo único que se escucha son los rugidos lejanos de algunos volcanes nómadas y salvajes que habitan en los bosques de los alrededores.
El silencio es demasiado doloroso para los dos. Lo rompen iniciando una conversación improvisada, ya que después de todo, compartir un cigarrillo es la forma perfecta para romper el hielo y dejar atrás los silencios. El diálogo transita entre sus puntos de vista con respecto al Amadís de Gaula y sus preferencias con respecto a las tetas. Como no han podido ponerse de acuerdo en este último tema, han decidido ponerse a escribir los nombres de azul, cada uno en su propio cuaderno rojo.

martes, agosto 15, 2006

Tercer capítulo de la bitácora del hombre del faro

Noté que la neblina se había formado y la noche se volvió extraña en mí. Algo instintivo me hizo dar la vuelta y llamar al ascensor una vez mas. Abrí, pulsé el botón y subí. Desde el balcón podía ver la bruma mas espesa allá abajo aunque antes la vi más concentrada en el balcón. No había viento... sólo frío.
Divisé una silueta por la vereda usando un impermeable rojo y caminando deprisa. Pude distinguir que era un hombre viejo pero vigoroso.
Entré asegurándome de cerrar con llave, pero al volver sobre mí, la neblina estaba adentro y afuera hacía una noche limpia y clara.

lunes, agosto 14, 2006

Correspondencia interceptada

Estimada señorita Iris:
Le envío estas líneas aprovechando la libertad que me permite la hora de siesta que me es concedida una vez al día. Teniendo en mente su ajetreada forma de vida y del alto valor que le concede a cada minuto me permito pasar inmediatamente al asunto que me preocupa.
El día de ayer tuve un sueño epifánico: caminaba por el corredor de algún palacio en reconstrucción cuyas paredes emanaban el sonido de cristales que chocan entre sí. En un momento dado, las mismas paredes sonoras mudaron su aspecto por el de espejos, dando como consecuencia la horrible sensación de desaparecer que siempre sucede al encontrarse entre dos espejos. Al ver mi reflejo, noté que mi imagen se multiplicaba infinitamente hasta ese vacío oscuro que los iniciados conocemos como Maelstrom. Sabemos asimismo que si las condiciones son propicias, uno de los tantos reflejos (impostores me gusta llamarlos) puede tomar nuestro lugar.
Sobreponiéndome al vértigo y miedo iniciales, intenté ver el final del túnel formado, analizando someramente a cada una de mis sombras. Ya examinaba el octavo, pero algo me hizo regresar al séptimo. Éste impostor sostenía en la mano una pluma blanca. Usted ya sabe que sucedió después. La espero mañana para ultimar los detalles.

sábado, agosto 12, 2006

Vigilante

El canciller de todo lo que sea azul está caminando en algún lugar y nadie se ha percatado. Pero ahí está viéndonos a todos y a veces nos roba algo para guardarlo en un baúl o en un cofre, según sea la ocasión. Guardemos los relojes y las pasiones. Es mejor así.

viernes, marzo 31, 2006

¿Como obtengo la Revista de la Universidad?

Seguramente una de las mejores publicaciones culturales guatemaltecas es la revista de la Universidad de San Carlos. En sus páginas usted puede encontrar ensayos, poesía, artes visuales, críticas literarias y un etcétera largo y prolongado que nos lleva a recordar la antigua Revista Guatemala fundada en un pasado no tan lejano por Cardoza y Aragón y compañía.
Sus canales de distribución sin embargo es uno de sus lastimosos defectos. A pesar de ser gratuita, no se encuentra disponible para la gran mayoría en esta nuestra sociedad tan sedienta de buenas publicaciones.
Y no es que sea muy elitista que digamos, cualquiera puede adquirir uno de sus trimestrales ejemplares, si tan sólo sabe como obtenerla, pero más importante, si tiene el genuino interés de adquirirla y la disponibiliadad de unas cuantas horas para hacerlo. En fin, lleguemos juntos a la conclusión de que casi nadie conoce de su existencia y muchos de los que sí la conocen, no saben cómo conseguirla. Aquí un detallado instructivo de cómo hacerlo:
Usted toma un bus si es lo bastante temerario, un taxi si no es muy desconfiado, un automóvil si es afortunado o una bicicleta si es medianamente deportista y se dirige a la Ciudada Universitaria en la zona 12. Al ingresar a la USAC se dirige inmediatamente al edificio de Rectoría; no puede perderse si tiene como referencia el modesto monumento a Miguel Ángel Asturias que se encuentra frente al edificio.
Atraviesa usted la puerta de entrada dando amablemente los buenos días a los guardias y procurando aparentar que sabe a dónde se dirige porque en caso contrario, si pone cara de turista, tendrá que dejar una identificación. Imagínese el desafortunado caso que no lleva una cédula o una licencia. Tendrá que regresar a casa a conseguir alguna de las dos y repetir todo el proceso una vez mas.
En el centro del edificio encontrará unas muy modernas escaleras de mármol blanco sin pasamanos. Súbalas (cuidado, no se vaya usted a caer) con toda la seguridad de un intelectual. En el segundo piso encontrará una apacible sala. No se detenga a descansar, mejor prosiga su camino y busque otras escaleras. Sí, va usted a tener que subir un nivel más. Cuando lo logre, busque un diminuto letrero al lado de una puerta difícil de encontrar que dice algo así como "Sección de Publicaciones" .
Entre con cara de desorientado y pida indicaciones a la primera secretaria que se le atraviese en el camino. Pregúntele como puede adquirir la revista. Seguramente le indicará otra puerta a la cual deberá llamar. Lo más seguro es que una vocecita le diga: "Adelante". Abra y humildedmente diga que va por la revista de la Universidad. Deberá usted anotar su nombre y número telefónico (puede dar ambos falsos que no hay problema). De forma cordial le preguntarán de dónde viene usted. Puede decir que de Mongolia o Pakistán, pero resultará mucho más creíble si inventa algo así como "la Facultad de Derecho" o la de "Odontología".
Segundos después obtendrá gratuitamente y sin mayor trámite un ejemplar de la susodicha revista para que pueda cómodamente dirigirse a cualquier café a hojearla (mejor si la lee) y disfrutar de ésta magnífica publicación fumandose un cigarrillo para relajarse después de tanto jaleo por conseguir un poco de cultura.