viernes, noviembre 04, 2005

Flâneur: el perfecto paseante

En la Francia del siglo XIX, Baudelaire presenta la figura del flâneur que mas tarde rescataría Walter Benjamin. Este peculiar personaje se dedica a recorrer los boulevares y galerías de París, ciudad insigne de la modernidad de esta época, sin mas afán que encontrar el más exquisito placer en el deambular. Pero más que esto, el flâneur es un peatón heroico que lee y traduce su entorno urbano. Sale de su casa para encontrarse mas a gusto en las calles de la metrópili; se siente en casa en todas partes. Este perfecto paseante es un Dandy que critica la sociedad en la que vive, se funde en las multitudes pero se resiste a ser parte de ellas. Es un voyeurista que pisa el asfalto de la ciudad y se convierte en el centro del mundo, pero permanece al mismo tiempo oculto del mundo. El flâneur es un cuidadoso observador que busca nuevas estéticas, le fascina el movimiento, lo infinito, lo fugaz.
Un tiempo mas tarde, el último verdadero flâneur puso con urgencia por última vez sus pies en la ciudad y la recorrió, tal vez bebiendo un buen vino en su recorrido. Este personaje se ha intentado reinventar, sin mucha gloria pensaría yo, en el Skater. También se encontró una forma de flanerie en el zapping pero en este caso, prescindiendo de la ciudad. En la misma línea se podría argumentar un flanear cibernético, con la ciudad como mero escenario.
Debe existir una forma mas auténtica, gloriosa y heroica de rescatar al flâneur, pero en cada ciudad se debe inventar una nueva fórmula para que surja de nuevo la flanerie, si es el caso que alguien quiera que ésto pase.
En principio esta ciudad parece opuesta a cualquier intento. Las personas parecen vivir en ghettos aislados, cerrados, con garita y policía. Y se encuentran multiplicados en cada rincón; las calles están cerradas y cada día lo están mas.
Pero eso es en principio, ya veremos si al final también.

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