jueves, octubre 20, 2005

Tercer capítulo de la bitácora del hombre del faro

Noté que la neblina se había formado y la noche se volvió extraña en mí. Algo instintivo me hizo dar la vuelta y llamar al ascensor una vez mas. Abrí, pulsé el botón y subí. Desde el balcón podía ver la bruma mas espesa allá abajo aunque antes la vi más concentrada en el balcón. No había viento... sólo frío.
Divisé una silueta por la vereda usando un impermeable rojo y caminando deprisa. Pude distinguir que era un hombre viejo pero vigoroso.
Entré asegurándome de cerrar con llave, pero al volver sobre mí, la neblina estaba adentro y afuera hacía una noche limpia y clara.

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