lunes, septiembre 17, 2007

Ansiedad



La ansiedad de no saber que pasará mañana. Esas manos que me acarician y aprietan las vísceras revolviendo tantas entrañas que no quieren ser tocadas por los dedos de la duda. El nudo en la garganta, sensación de opresión que exige humo; el sueño asuente, las imágenes recurrentes.
Acomodarme en la cama sin lograrlo. Girar y descansar sobre el flanco derecho tan sólo para buscar el izquierdo unos cuantos segundos después. Las ideas que se proyectan y se repiten como si se reflejaran en espejos contrapuestos. Sentir el frío de las 3 a.m. , escuchar el canto de los gallos distantes y el de un pájaro mucho mas cercano, de melodía corta y lúgubre que sólo consigo capturar pasada la medianoche y cuyo autor quisiera que se llamara "estornino" porque siempre me ha gustado el nombre. Las tres campanadas del reloj generalmente me inaugura la impaciencia; el inefable deseo de dormir se me estalla, las esquirlas terminan por rasgarme el vientre. Las manos intrusas retroceden y por fin me dejan.
Sé que todo eso se avecina ésta noche, de ahora en adelante el tiempo será la peor compañía.

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