viernes, septiembre 01, 2006

Librería El Pensativo y La Cúpula

Por medio de la columna de ayer de Maurice Echeverría me enteré que la librería El Pensativo cerraba sus puertas. Yo no recuerdo la primera vez que entré allí, tal vez fué hace unos diez años. Recuerdo muy bien que me llamaban de una mesa a otra y desde las estanterías. Eran las voces de libros que clamaban por que los devorara inmediatamente y me sentía bastante sediento frente a ellos. Pero también me dí cuenta de que los libros que me interesaban generalmente rebasaban por mucho mi presupuesto. Así que la mayoría de veces que visité El Pensativo salí con las manos vacías. Llegaba entonces a leer contraportadas, o algún párrafo escogido al azar. Al salir, sentía que un hilo me seguía conectando con el interior y me daba algo de rabia salir así.

Otras veces, las más felices sin duda, salía con uno o dos ejemplares para los cuales tuve que ahorrar un par de meses. En mas de una ocasión, cuando llegaba a mis manos algo de plata, me dirigía a la librería a comprar alguno de los más anhelados libros antes de que el dinero tomara otro rumbo menos provechoso.
Recuerdo que los libros de literatura y filosofía estaban a la izquierda, los de ciencias sociales y psicología a la derecha. Y en las mesas del centro, algo todo revuelto, entre la literatura light y los títulos de más sustancia y contenido.

A pesar de que se encuentra en una zona bastante transitada, el pequeño centro comercial guarda una extraña sensación de calma y de silencio. Recuerdo que de pequeño, a principios de los ochenta, acompañaba a mis padres a algunos centros comerciales, viernes o sábado por la tarde. Lugares como La Cúpula, pero también La Galería y la Plaza del Sol, lóbregos y silenciosos; las calles también eran poco transitadas. Tal vez el recuerdo ya lo modifiqué con el paso del tiempo, pero sentía que eramos los únicos allí. Baldosas de barro, madera por alguna parte y poca luz. Me gustaban mucho.

Un adiós a El Pensativo, que será otro lugar mas en el recuerdo, con su olor tan peculiar a libro añejo. De seguro que también conforme pasen los años, lo recordaré con más nostalgia. Y también al señor de bigotito de la caja, que una vez me habló de su pasión por la literatura rusa y que tanto me la recomendó.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

No sabia que hace tanto habian cerrado esa libreria. Yo tambien agarraba un espacio entre mis transbordos de la camioneta para pasar hechando un vistazo a los hermosos libros que tenian. Y tambien me apenaba el tener que salir con las manos vacias, solo anhelando tener varios de los que ejemplares que habia visto.

El lugar me encantaba. Y de verdad que siempre se mantenia vacio.

Creo que tambien voy a extranar el lugar, ya que tambien me trae muchos recuerdos de tardes en las que me olvidaba un poco de lo habitual y entraba a pensar en hojas y letras.

Gora dijo...

Gracias por pasar por acá Alfhem... me dieron ganas de revivir el blog al leer tu comentario. Compartimos entonces el recuerdo de El Pensativo. Estoy seguro que con el paso del tiempo terminaré por mitificar el lugar, cuando ya sólo existan grandes cadenas de librerías.

Anónimo dijo...

Que bien que reviviste el blog, es muy bueno. Cuando lo descubrí sentí mucho que ya no tuviese entradas recientes.

De veras que me encanto ver las fotos del primer manifestarte! Como pasa el tiempo, y pensar que ya viene el 5to...