lunes, marzo 15, 2010

Boni y Damaris


Comencemos ésta historia diciendo que Bonet es aún un buen tipo, uno de ésos seres que aún cuando la vida les pasa encima conservan un extraño brillo de luz dulce en sus ojos. Le decíamos Boni en el colegio. Siempre tuvo mucha plata, nosotros le envidiabamos casi todo lo que compraba o le compraban: desde los zapatos italianos que maltrataba jugando fútbol hasta el carro alemán que le regalaron antes de la graduación. Pero Boni, con su educación y modestia daba lustre a la alta alcurnia que le precedía. Hubiera sido imposible para cualquiera de nosotros adivinar que sorpresas le tenía preparadas el destino al bueno del Boni.

Ingresó a la Universidad, estudió durante algún tiempo, se casó; todo muy normal, simplemente lo que se esperaba de alguien de su posición. Al fallecer su abuelo se le heredó la finca de Amatitlán y algunas buenas propiedades en la ciudad. Sin mucha demora, las propiedades fueron vendidas y la plata se fué a cuentas que generaban intereses suficientes para vivir holgadamente, a la altura de los Bonet Braun. Montó una oficina de inversiones, mas que nada para dar la apariencia de que hacía algo con su vida pues no sabía trabajar, nunca aprendió a hacerlo. Fué precisamente allí en donde su vida tuvo que dar un giro brusco que lo agarró totalmente desprevenido. Y digo tuvo porque hay situaciones en las que es tan difícil actuar como se debe y los instintos nos sobrepasan.

Fué en febrero cuando llegó Damaris a solicitar empleo y casi automáticamente se creó un vínculo entre ellos. Ella era de Chiquimula, su trato dulce fué cautivando a Boni sin que él se percatara. Casi sin notar que era lo que pasaba, se hicieron amantes. De la chispa de la pasión que alguna vez existió con su mujer hacía ya algún tiempo que no quedaba nada, Damaris fué sólo el resultado natural de los acontecimientos en su matrimonio.
Primero se veían a escondidas en hoteles cinco estrellas, de la ciudad o la Antigua. Éstos lugares rápidamente fueron reemplazados por hoteles de menor rango por la gran probabilidad de encontrar a alguien que conociera a Boni en los hoteles de lujo. No obstante ésta segunda opción tampoco fué del total agrado de los amantes por lo deprimente de hospedarse en hoteluchos mediocres. Se decidieron entonces por frecuentar los moteles; sin saberlo cometían un craso error.

No necesitaron más que unas cuantas visitas a ésos lugares para que el ambiente les despertara en tropel una cantidad ininmaginable de parafilias. Los juguetes sexuales y el sadismo eran las prácticas más sanas que mantenían en esos lugares, experimentaban con todo lo que podían. Podríamos hablar mucho de las prácticas que realizaban, pero realmente es irrelevante y mi intención es ser breve.
La espiral perversa seguía bajando y no se detenía. De los moteles pasaron a las pensiones de la zona 1. Les excitaban los lugares sucios y peligrosos, las cortinas rotas, el sonido de las ratas. De alguna forma daban un marco más adecuado a las prácticas que realizaban o a lo que sentían por dentro.

Mientras toda ésto acontecía, la esposa de Boni contrataba a un investigador privado. Si al principio los amantes fueron cautelosos, al final eran despreocupados y evidentes. Camila le contó todo lo que sucedía a su suegra un miércoles de octubre y la llevó a la pensión Florencia. Ingresaron custodiadas por sus guardaespaldas, y fueron ellos quienes tumbaron la puerta para encontrar a Boni en una pila de excrementos, con un perro de la calle, con Damaris y una prostituta sexagenaria en una escena dantesca y terrible.

La familia lo desterró, le quitaron todo, no le dejaron un céntimo y Boni sin saber trabajar. Tal vez lo han visto alguna vez, camina por las calles de la zona cuatro con una valija en donde guarda todas sus pertenencias. El sol y las cicatrices ya borraron las facciones finas que alguna vez le identificaban como un Bonet Braun. Creo que el brillo dulce de sus ojos es lo único que sobrevivió como un recuerdo de ésa otra vida que tuvo y que ahora le ha de parecer tan lejana.



4 comentarios:

Anónimo dijo...

Es la perversión del burgués y la locura de la humanidad.

Me gustó mucho; tan real... y me ha hecho recordar la historia de un niño, que ahora es un viejo.

Saludos, Nova.

Issa dijo...

Me encanto, como siempre, tu forma de narrar la historia.

Felicidades!

Herbert J. Rivera dijo...

Es cierto, yo he visto a ese tipo por la Zona 4, conserva aun ese brillo dulce en los ojos.

laotrasoyyo dijo...

Otro que me ha gustado muchísimo y de lo que se puede sacar mucho mas el jugo, este estilo lo manejas muy bien felicitaciones