jueves, agosto 06, 2009

El pelirrojo


La última vez que lo vi al pelirrojo fué hace unos 20 años. Yo tenía trece y él era un niño pequeñito y tímido. Pequeñito en todo sentido como consecuencia de ser hijo de un coronel. Me recuerdo de él porque es el tipo de pelirrojo de tez morena; esa mezcla poco agraciada que produce desconfianza.

Hoy volví a verlo en el mismo sitio en donde él solía vivir. Tumbaron la casa y hay algunos trabajadores removiendo los escombros. Me dió pena ver al pelirrojo increpando duramente a uno de ellos, restregándole en la cara que era él quien le daba empleo. El trabajador, cabeza gacha, no le rebatía. El pelirrojo, con las secuelas de crecer bajo la figura autoritaria de su padre, se desquitaba con el pobre hombre.

Existe en Guatemala una fuerte tradición de hundir al otro si estás en una posición de poder, de la misma manera que existe la costumbre de bajar la cabeza y aguantarlo todo si estás del otro lado. Si ésto fuera una película veríamos en otra escena al pelirrojo soportando humillaciones de parte de una esposa autoritaria o acudiendo a un lugar de sadomasoquismo pidiendo sesiones de latigazos y palabras denigrantes. Pobre el pelirrojo.

No hay comentarios.: