lunes, diciembre 12, 2011

Orfeo y el Ave del Paraíso


Cuenta la leyenda que cierto día Orfeo decidió caminar con su lira por una jungla densa, oscura y siniestra. Justo a la mitad del recorrido encontró un ave del paraíso, tan bella e inteligente que se hicieron amigos e incluso amantes. Recorrieron juntos la jungla, el le regalaba la mejor música mientras hablaban de diversos temas, sobre todo del amor, del arte, el teatro y la política. Aunque casi nunca hablaban de Dios, Orfeo llegó a creer que exisitía e incluso lo buscó bajo las alas de aquella ave tan bella y extravagante y pensó que la mera existencia de un ser tan extraordinario podría ser una prueba irrefutable de su existencia. De día el ave se iba por las ramas buscando otros pájaros; Orfeo se ponía a meditar (por aquellos días pensaba mucho en Dante y sus infiernos, casi siempre concluyendo que había que ser un completo y verdadero idiota para bajar a lugares tan tenebrosos por algo tan finito y caótico como el amor).
Una noche Orfeo decidió dormir con un ojo abierto. Pudo ver el pecho del ave abrirse y su corazón desplegar unas pequeñas alas como de luciérnaga. El corazón alado subió hasta la copa de un árbol donde se encontró con un mono bastante feo que dibujaba garabatos en el tronco. Una vez juntos comenzaron a enamorarse y recitar todos los nombres del amor. Aquello, naturalmente, devastó al pobre de Orfeo pero decidió permanecer junto al ave a pesar de las escapadas nocturnas que hacía su corazón pues la amaba demasiado. Siguieron siendo amantes y conversando hasta que una mañana cualquiera decidió que solo habían dos caminos posibles para aquella situación. No tuvo el corazón para enjaular ni cortarle las alas a aquella criatura, la más bella sobre la cual sus ojos se habían posado, asi que simplemente la dejó libre para que no tuviera que estar mandando órganos alados a otras partes ni se tuviera que estar dividiendo en dos.
Después de la fatal separación Orfeo se sentó a la vera de una poza y decidió contarle su historia y sus penas a una planta muy pudorosa que había llegado a beber del agua de aquella charca. Mientras le contaba sus desamores con el ave la planta empezó a mudar de forma hasta llegar a parecerse a un ave. Cuando llegó a la parte donde relataba los encuentros amorosos que había tenido con el ave, la planta no pudo evitar que se le subieran todos los colores al rostro. Desde entonces a la flor de esa planta le llaman "Ave del Paraíso". Después de todo ésto Orfeo fue a buscar a Eurídice buscando consuelo y bueno, ya todos saben como terminó esa otra historia.