domingo, febrero 28, 2010

A la más grande de las constelaciones


Yo estaba en la mierda y vos me levantaste, yo eso no lo olvido. Vos sabés que me persigue mi pasado; a veces me alcanza y actúo en consecuencia, asi como ayer. Quisiera borrar muchas cosas, no sé, modificarlas aunque sea, pero no puedo hacerlo.
Sólo quiero recordarte la escultura de Cánova que vimos en el Louvre. La vimos en distintos momentos, lo sé, pero en la blancura de ése mármol está escrita nuestra historia. No levantes el vuelo para alejarte de mí, libélula de los arroyos. Yo siempre voy a encender pequeñas luces para tí en la noche azul y jugaré a escribirte poemas con el dedo alrededor de tu ombligo. Lo que hemos construido no merece éste final, nuestra historia no merece tener ningún final que no sea glorioso.
Hoy solo quiero que vengas a mi lecho y que durmamos juntos.

sábado, febrero 27, 2010

Pequeña caracterización de lo que le acontece a la pareja 556 desde el año de Ignacio Moyano (1816) según Morpy


- Es que detrás de toda esa fachada que proyectás para agradarle a la gente, todo bueno, todo sociable, hay un muro entero de paneles beige llenos de porquería. Todos tus defectos, todas tus debilidades, todo eso que la gente no aprobaría, todo éso solo yo lo conozco, solo yo lo se, solo a mi me lo enseñás y solo yo lo tengo que aguantar. Pero ya estoy harta ¿me oíste? Deberías de ser más honesto y explicar que...

- Vos solo ves esa parte, eso es lo que pasa. No decís que detrás de todo eso malo que ves yo soy bueno en el fondo. Vos solo ves lo que no te gusta y por eso me odiás y ya no querés más refacciones de té de menta con leche. Vos ya no querés nada de mí y te concentrás en esas cosas para justificarte y poder olvidarme de una vez sin ningún cargo de conciencia. No querés hacer un esfuerzo, todo lo querés gratis.
¿Pero sabés que? Toda esa mierda que ves a mí no me importa, esa costra de los paneles de hecho la cargo con orgullo porque son las cicatrices de cuando la vida conmigo ha sido dura, de los momentos en que me ha tratado mal.

- (sonrisa burlona) A vos no te ha tratado mal la vida. Decíme ¿a vos cuándo te ha tratado mal? Todo lo has tenido bien, nada te ha costado.

- Vos crees que no me ha tratado mal porque no has vivido lo que yo.

- No te ha tratado mal la vida a vos.

- Mejor no... ¿podemos dejar ésta prueba hasta acá? No vamos a llegar a ningún lugar, ella ya se puso "así". Ésto es lo que pasa básicamente todo el tiempo.

- Come mierda.

*** FIN DE LA GRABACIÓN ***

domingo, febrero 21, 2010

... en los ojos tenía escondidas dos cabezas de pescados verdes




Y bueno, ayer fui otra vez al teatro. Esta vez al Bellas Artes a ver ... en los ojos tenía escondidas dos cabezas de pescados verdes, del director salvadoreño Fernando Umaña. Aunque hay mucho para comentar voy a tratar de ser tan breve como me sea posible.

Desde el momento de llegada se intuye una obra íntima, muy íntima. Tan íntima que las pocas sillas destinadas al público se encuentran dispuestas sobre el escenario rodeándolo. Y allí un comedor y una cocina; el decorado, a cargo del artista Moisés Barrios, es una obra de arte que queda atrapada dentro de otra (la obra de teatro). Lo más evidente quizás sea el techo en forma de cruz. Hay que mencionar algo que tal vez sea normal en otras partes, pero acá no. Toda la utilería funciona o aparenta hacerlo, desde el lavaplatos hasta el horno. Es solo un detalle de los muchos de la obra, pero le agrega un realismo verdaderamente fantástico.

Hace unos años visitaba pueblos del altiplano; las pinturas y murales de las iglesias de Nebaj o Rabinal me hicieron pensar en como se recuperarían después de las masacres en los pueblos pequeños, en lugares donde todos se conocen. Recuerdo ir caminando, observando la cara de todos los que pasaban a mi lado, pensando que alguno de ellos pudo haberse transformado en asesino durante el conflicto armado y después volver a ser, así sin despeinarse, simplemente en otro poblador mas. ¿Y que pensarían los sobrevivientes o familiares de las víctimas cuando lo veían caminar? ¿Cómo manejaban los sentimientos de justicia o venganza? Todo eso pensaba y seguramente en alguna parte, todo eso pasaba.

Después de la guerra quedaron muchas cosas por contar y por hablar. Obras como ésta o "Las mujeres de Troya" son necesarias para una sociedad que no habla y que calla, para que hable por nosotros. Lastimosamente, los que vamos a verlas casi siempre somos los que no vivimos lo mas duro de esos años. Pero de la obra casi no estoy diciendo nada y ésto se va alargando, así que volvamos a ...en los ojos...

Como decía, la obra se desarrolla en el interior de una casa que puede ser la de cualquier familia que tenga un desaparecido. Los sentimientos hacia la ausencia forzada provocan tantas actitudes como personajes. El olvido, el pretender que nada pasó, el deseo de justicia. Todos los actores se merecen una ovación inmensa por la entrega y el carácter que le imprimen a su papel. Especialmente Magdalena Morales, que interpreta a la madre de Estela, su hija desaparecida. Me imagino que ésta será una obra difícil de presenciar cuando en la propia familia se tiene que lidiar con una situación similar. Pero supongo que así se consigue superar traumas tan grandes como los que deja la guerra. Y para los que no la vivimos en su máxima crueldad, para humanizarnos más y solidarizarnos con los que si lo hicieron.

Teatro Bellas Artes 15 Calle y Avenida Elena zona 1. Viernes y sábados (19 hrs.) y domingos (17 hrs.) de febrero.

Foto: Mural de la iglesia de Rabinal.







martes, febrero 09, 2010

Apollonie


De aquellos días me recuerdo poco. Fueron dos meses en Xela y me recuerdo borracho la mayor parte del tiempo, metido en problemas el resto. Ese día amanecí enjutado y tiritando por el frío, de goma y sin memoria alguna del día anterior. Permanecí unos minutos acostado, solo acostado, con los ojos entreabiertos, buscando reunir las fuerzas necesarias para levantarme. Tenía los puños cerrados, muy cerrados, los apretaba como si deseara que el calor de mi cuerpo no se disipara por las manos.
Abrí los puños lentamente. Poco a poco pude ver que una de mis manos contenía algo, algo color carmesí, ligoso. Abrí los ojos tanto como pude, peleando contra ese sol que se mostraba particularmente violento ese día. Era una muela. Me asusté. Rápidamente la metí en mi boca, buscando el lugar en el que iba, pero no era mía. Deslicé mi dedo índice aún ensangrentado sobre la superficie de mis dientes y no encontré un solo espacio vacío. Era 9 de febrero, día de Santa Apolonia.
La muela la guardé en una cajita de madera, la conservo como una reliquia. Cuando tengo dolor de muelas le rezo a Santa Apolonia frente a la muelita y el dolor se va.

domingo, febrero 07, 2010

Las mujeres de Troya


Hay un momento mágico en el arte, un instante en que la obra termina por enterrarse radicalmente en el espectador y permanece en él por siempre. Hoy escribo éstas líneas con las heridas, frescas aún, que me dejaron las "Mujeres de Troya".
No podemos negar que somos una especie bélica, solo necesitamos hojear un libro de historia para darnos cuenta que ésta se encuentra plagada de guerras y muerte. Aprendemos muchos nombres desde pequeños: el de las guerras, de los generales, de los héroes, pero al hacerlo pocas veces pensamos en las millones de tragedias ligadas a éstos eventos, sobre todo si son guerras lejanas en el tiempo y en la geografía.

Ésta obra magnífica, Las Mujeres de Troya, nos pone en contacto con las víctimas por excelencia de cualquier conflicto bélico: las mujeres. Tomadas como botín de guerra y expuestas a los más terribles vejámenes, son ellas quienes terminan pagando un altísimo precio por las guerras de los hombres. Los diálogos están inspirados en los textos de Eurípides, Esquilo y Homero. Sobre todo de Homero.

Los griegos han ganado la guerra, Troya ha caído, los hombres troyanos yacen muertos y el ejército victorioso reclama su recompensa. Ahora el destino de las mujeres está ligado, irremediablemente, al de sus captores. De entre todas las tragedias que suceden la trama se enfoca en la de la reina Hécuba, convertida en digna representante del infortunio de las mujeres troyanas. Muertos sus hijos varones, ahora es testigo de la suerte que a sus hijas destinan los vencedores. En una espiral descendente, la tristeza y la agonía se vuelven cada vez más insoportables. Hécuba también es representante de otro grupo de mujeres aún más extenso y vasto: el de todas las mujeres afectadas por los conflictos en cualquier época de la historia.

Con una ambientación y vestuario que no coinciden con el momento histórico de la Ilíada sino al de la segunda guerra mundial o de Serbia durante la guerra de los Balcanes, la obra nos transmite la inevitabilidad de estas tragedias en cualquier guerra y en cualquier época.
Sobresalen las actuaciones de Mónica Sánchez como Helena, Nelly Castillo en el papel de Casandra y de Marisabel González como la consejera de la dinastía real. En lo particular, fue la gran actuación de Mónica Sánchez la que terminó por meterme en la historia y entrar en ése trance exquisito en el que uno olvida el mundo exterior y permanece expectante al desenlace de la historia.
Todo dirigido magistralmente por René Estuardo Galdámez. Su juventud y la alta calidad de sus obras apuntan a que será uno de los principales referentes del teatro nacional de su generación. Y un detalle mas, la música está a cargo de Paulo Alvarado. Su sola mención es sinónimo de calidad y originalidad.

En el teatro de cámara del centro Cultural Miguel Ángel Asturias viernes, sábado y domingo hasta el 14 de febrero.

Foto: Prensa Libre

viernes, febrero 05, 2010

Compenetración



¿Quien soy?

Soy una idea incompleta
Soy deseo latente
Soy una fatua grafía
Soy el recuerdo que vuelve
Soy esa arma aguda
Soy el consejo que asciende
Soy un título vano
Soy el rostro de la muerte
Soy el sonido de la lluvia
Soy el espacio ausente

Soy un momento caótico que no se repite
Soy un sueño de acero oxidado

Sin embargo, cuando no estoy a tu lado
y me llevas a tu mente
En ese momento yo soy vos